Joaquín V. González nació en Nonogasta (provincia de La Rioja), en 1863.
Político, legislador, funcionario, historiador, educador, filósofo, literato: algunas de las múltiples facetas de Joaquín V. González; una de las personalidades más destacadas de la cultura nacional del período moderno.
Estudió en Córdoba, en el Colegio de Monserrat. Con tan sólo 18 años, en esa ciudad, se inició en el periodismo, colaborando con varios diarios mediterráneos, como El Interior, El Progreso y La Revista de Córdoba. Se desempeñó como profesor, fundó la Universidad Nacional de La Plata, de la cual fue presidente durante doce años. En 1886, obtuvo el doctorado en Jurisprudencia. Hacia 1887 era uno de los más destacados juristas del país y también publicó La Revolución de la Independencia Argentina, la primera de sus obras de carácter historiográfico. Además ingresó al diario La Prensa, y fue designado primer profesor de la Cátedra de Derechos de Minas. En 1889 fue elegido Gobernador de la Provincia (hasta 1891). Entonces, publica su obra fundamental: La Tradición nacional, una evocación legendaria en la que vincula el paisaje, el folklore, la sociología y la historia del país..
En 1904, nuevamente Joaquín V. González encabezó dos ministerios al mismo tiempo: el de Interior y el de Justicia e Instrucción Pública, al frente del cual creó el Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Buenos Aires, primero en este género que tuvo el país, y que tuvo como plantel docente inicial a una veintena de profesores contratados en el extranjeros, casi todos alemanes.
Con la asunción de Quintana como presidente, se lo designó al frente del Ministerio de Justicia. En esa tarea, González creó en 1905 la Universidad de La Plata, nacionalizada al cabo de unas pocas semanas.
Renunció como Ministro con la muerte del Quintana. El nuevo gobernante, Figueroa Alcorta, lo designó entonces Presidente de la Universidad, función en la que permanecería hasta 1918, en una gran tarea de organizador y armador. El día que abandonó el cargo de Rector, se le efectuó una apoteótica despedida en el Teatro Argentino de La Plata.
Para entonces, Joaquín V. González era considerado uno de los más ilustres hombres del país, y era reconocido por sus pares de otras latitudes. Integraba, en virtud de este reconocimiento, la Real Academia Española como miembro correspondiente (desde 1906), y formó parte, por lo mismo, de la Corte Internacional de Arbitraje de la Haya, en 1921.
Publicó numerosas obras sobre historia, sociología y derecho (por ejemplo, El juicio del siglo, o cien años de historia argentina (1910), La Universidad de Córdoba en la evolución intelectual argentina (1913), Patria y Democracia (1920), etc. Estos escritos compusieron una vasta obra sobre los más diversos temas: compilados en una edición póstuma en 1934 (Obras Completas), ocupan más de 13 mil páginas, agrupadas en 51 títulos.
Sus Obras Completas, edición ordenada por el Congreso Nacional, abarcan veinticinco tomos. Entre sus libros no específicamente literarios se destacan Manual de la Constitución Argentina (1897) y El juicio del siglo (1913).
El amor a su tierra se ha expresado en libros como La tradición nacional (1888), Historias (1900), Fábulas nativas (1924), y de modo particular en la obra más famosa, su canto a La Rioja contenido en Mis Montañas, publicada en 1893.
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